En medio de una crisis energética que continúa afectando a millones de ciudadanos en toda la isla, fue inaugurado este martes el Parque Solar Las Guásimas, ubicado en el municipio de Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba. La instalación, con una capacidad de generación de 21,8 megavatios, representa el primer paso dentro de un plan que contempla la construcción de al menos cuatro parques solares en territorio santiaguero. El acto inaugural contó con la presencia del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, funcionarios de la Unión Eléctrica, dirigentes provinciales y representantes de las empresas implicadas en el proyecto. Las autoridades destacaron la relevancia de esta obra dentro de la estrategia nacional para diversificar la matriz energética del país, fuertemente dependiente de combustibles fósiles importados. Sin embargo, más allá de la puesta en marcha del nuevo parque fotovoltaico, el contexto general en que se produce esta inauguración no permite lecturas triunfalistas. Cuba atraviesa uno de sus peores escenarios en materia energética en décadas, con cortes de electricidad generalizados, afectaciones diarias en el servicio eléctrico, y una infraestructura térmica obsoleta que no logra cubrir la demanda básica de la población ni del sector productivo. El déficit crónico de generación —acentuado por la falta de mantenimiento, averías constantes en las plantas termoeléctricas y la limitada disponibilidad de combustibles— ha provocado interrupciones regulares en el suministro eléctrico. A esto se suma la incapacidad de ampliar la cobertura de fuentes renovables a un ritmo que responda a la urgencia del momento. Aunque el nuevo parque solar es presentado como un avance hacia una mayor independencia energética, su aporte equivale apenas a una fracción mínima del consumo nacional. Expertos señalan que para alcanzar una transformación estructural se necesitaría no solo acelerar la instalación de nuevas capacidades renovables, sino también garantizar tecnologías eficientes, líneas de transmisión robustas y un marco legal y económico que incentive la inversión y la sostenibilidad de estos proyectos. El anuncio de tres parques adicionales en Santiago de Cuba genera cierta expectativa, pero también es recibido con escepticismo por parte de la población, cansada de promesas incumplidas y de obras que, en muchos casos, no logran traducirse en mejoras tangibles. La pregunta que persiste es si estos esfuerzos aislados serán suficientes para revertir un colapso energético cuya solución parece requerir decisiones más profundas y sostenidas. Mientras tanto, los cubanos siguen enfrentando restricciones cotidianas, desde apagones prolongados hasta limitaciones en servicios esenciales como la refrigeración de alimentos, el abastecimiento de agua y la atención médica. En ese escenario, cada megavatio cuenta, pero también se impone la necesidad de una estrategia nacional coherente, eficiente y transparente, capaz de atender tanto la emergencia inmediata como las transformaciones de fondo que el país necesita.