Pinar del Río, Cuba — Tras más de una semana de intensos esfuerzos, las autoridades cubanas informaron que el incendio forestal que arrasó con más de 3.200 hectáreas en la provincia de Pinar del Río se encuentra bajo control, aunque las labores de vigilancia y extinción continúan para evitar la reactivación de focos secundarios. El siniestro, iniciado el 18 de abril en la zona de Arenales, perteneciente al municipio de Minas de Matahambre, se propagó rápidamente por áreas boscosas pertenecientes a las empresas agroforestales locales. El fuego afectó extensiones significativas tanto en Minas de Matahambre como en el municipio vecino de San Juan y Martínez, alcanzando parajes emblemáticos como la loma La Capitana y las alturas de La Cuevita. Para contener el avance de las llamas, se desplegaron fuerzas conjuntas del Cuerpo de Guardabosques, trabajadores de las agroforestales, brigadas de protección de tabaco, y personal del Ministerio del Interior, en una operación que combinó medios terrestres y aéreos. Camiones cisterna, maquinaria pesada y teléfonos satelitales se integraron a las labores en tierra, mientras helicópteros del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias realizaron múltiples descargas de agua sobre los focos más activos, vertiendo cerca de 30.000 litros en total. El Consejo de Defensa Municipal de Minas de Matahambre activó un dispositivo de emergencia para proteger las viviendas del poblado de Caliente, ubicadas en las cercanías del incendio. Gracias a estas acciones preventivas, se logró evitar daños a la población civil, aunque el temor por la rápida expansión de las llamas mantuvo en tensión a las comunidades aledañas durante varios días. Los expertos atribuyen la intensidad del siniestro a una combinación de factores climáticos, incluyendo la sequía persistente y los fuertes vientos, condiciones que han agravado el riesgo de incendios forestales en una provincia tradicionalmente reconocida como una de las más reforestadas del país. El impacto ambiental de este episodio se considera significativo, ya que las áreas afectadas forman parte del patrimonio forestal de empresas estatales clave para la producción agrícola y maderera de la región. Aunque el fuego ha sido contenido, especialistas advierten que la recuperación de los ecosistemas dañados requerirá esfuerzos prolongados y sostenidos. Actualmente, brigadas especializadas continúan en el terreno para enfriar el perímetro y evitar la aparición de nuevos focos, en un operativo que combina técnicas tradicionales de combate contra incendios con la tecnología satelital de monitoreo remoto. La gestión de este siniestro se suma a los retos que enfrenta Cuba en materia de preservación ambiental, en un contexto de creciente vulnerabilidad ante fenómenos climáticos extremos. La experiencia adquirida en el control de este incendio podría servir como base para fortalecer los protocolos de respuesta ante futuros desastres naturales.