En medio de una ciudad donde baches, semáforos inactivos y calles oscuras son parte del paisaje cotidiano, el Centro Provincial de Vialidad de La Habana ha anunciado un nuevo estudio que propone la creación de carriles exclusivos para motos, bicicletas y ciclomotores en diez corredores principales de la capital cubana. Aunque la intención puede ser positiva, la realidad impone una lectura más crítica sobre la situación actual de la infraestructura vial en la ciudad. Según declaró María Caridad Álvarez Quintero, directora del Centro y presidenta de la subcomisión de seguridad vial, el estudio incluye un diagnóstico del estado del pavimento, aceras, drenaje, iluminación, señalización y ciclos semafóricos. Sin embargo, basta caminar por cualquier avenida principal para comprobar que muchos de estos elementos están, en el mejor de los casos, deteriorados, y en otros, completamente ausentes. La capital acumula años de abandono y falta de inversión en mantenimiento vial, lo cual ha contribuido al alarmante incremento de accidentes de tránsito, especialmente en zonas de alto flujo vehicular. Implementar carriles exclusivos sin resolver primero las carencias básicas —como el reasfaltado de calles, la reposición de señales y semáforos funcionales, o el alumbrado público— podría resultar en una medida incompleta que no aborde el problema estructural de fondo. Uno de los corredores en estudio, que incluye la emblemática calle 23, plantea sincronizar los semáforos y reducir los tiempos de espera en horas pico. No obstante, la falta de mantenimiento de estos sistemas y las frecuentes interrupciones eléctricas ponen en duda la viabilidad de esta medida sin antes garantizar recursos técnicos y continuidad operativa. Mientras se anuncian diagnósticos y variantes de solución, la ciudadanía sigue enfrentando diariamente una movilidad urbana marcada por la improvisación, el riesgo y la falta de protección para peatones y ciclistas. A esto se suma la proliferación de motos eléctricas y combustión —muchas sin los requisitos de seguridad mínimos— que circulan entre automóviles y guaguas por calles en mal estado, generando un cóctel de peligros para todos. Aunque la propuesta de ciclovías podría contribuir a mejorar la seguridad si se implementa de forma integral, la experiencia sugiere cautela: sin planificación realista, inversión sostenida y voluntad para corregir los problemas estructurales, cualquier intento por modernizar el tránsito urbano corre el riesgo de convertirse en otra promesa más sobre el asfalto roto de La Habana. #CiclovíasLaHabana #SeguridadVialCuba #CallesEnRuinas #AccidentesCuba #MovilidadUrbana #LaHabana2025