Omara Portuondo, legendaria intérprete cubana y uno de los rostros más reconocibles de la música tradicional de la isla, asistió en calidad de invitada especial a la presentación en Nueva York del esperado musical de Broadway "Buena Vista Social Club". El espectáculo, que se perfila como un vibrante homenaje al famoso álbum ganador del Grammy, pretende sumergir al público en una Cuba previa a 1959, explorando territorios más auténticos y profundos que la imagen glamurosa ofrecida tradicionalmente por espacios emblemáticos como el Cabaret Tropicana. La obra teatral rescata la esencia misma del álbum original, transportando a los espectadores a la época dorada en la que surgieron figuras icónicas de la música cubana, cuyas voces y melodías trascendieron fronteras. Con trompetas que evocan tiempos de esplendor musical y guitarras cuya energía resuena en cada escena, el montaje promete no solo revivir sonidos históricos, sino también narrar la historia personal y artística de aquellos legendarios músicos que marcaron un hito en la cultura popular. La presencia de Portuondo, a sus 95 años y reconocida por su adhesión pública al actual régimen cubano, añade una particular dimensión a la presentación. Omara, bautizada como "La Diva del Buena Vista Social Club", simboliza la conexión viva entre el pasado glorioso y las complejas realidades políticas y sociales de la Cuba contemporánea. Su asistencia al evento neoyorquino destaca no solo la relevancia cultural del espectáculo, sino también su significado como puente entre dos países históricamente distanciados y enfrentados ideológicamente. La propuesta escénica promete mucho más que un simple entretenimiento: plantea una reflexión sobre la identidad cubana, la memoria histórica y el poder transformador de la música como lenguaje universal. El espectáculo aspira a conectar emocionalmente con un público diverso, que incluye tanto a la diáspora cubana en Estados Unidos como a espectadores internacionales atraídos por la riqueza musical y cultural que Cuba exportó al mundo desde mediados del siglo XX. Mientras los focos de Broadway iluminan una vez más un capítulo clave del patrimonio artístico de la isla caribeña, queda por ver cómo esta producción influirá en futuras representaciones culturales entre ambos países, y si abrirá nuevas oportunidades de diálogo y acercamiento cultural en un contexto marcado aún por tensiones políticas.