La crisis energética en Cuba se agravó este sábado tras una nueva desconexión del microsistema en desarrollo para la zona occidental del país, que había logrado restituir parcialmente el servicio eléctrico en varios puntos de La Habana. Según fuentes oficiales, este sistema, diseñado como una solución temporal para mitigar el apagón masivo que dejó a casi 10 millones de cubanos sin luz desde la noche del viernes, sufrió un fallo inesperado, sumiendo nuevamente a la capital y otras regiones en la oscuridad. El colapso inicial del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ocurrió alrededor de las 20:15 hora local del viernes, desencadenado por una avería en la subestación de Diezmero, en las afueras de La Habana. Este incidente, el cuarto apagón generalizado en menos de seis meses, evidenció una vez más la fragilidad de la infraestructura eléctrica cubana. Las autoridades habían informado que estaban trabajando en microsistemas regionales para reconectar progresivamente el suministro, pero el revés en la zona occidental ha frustrado estos esfuerzos. “El microsistema que estaba en proceso de desarrollo para la zona occidental, y que había permitido restituir el servicio en varios lugares de La Habana, sufrió una nueva desconexión”, comunicó el Ministerio de Energía y Minas en sus redes sociales. Aunque no se precisaron las causas exactas del fallo, se indicó que los equipos técnicos continúan laborando sin descanso para estabilizar la red. Mientras tanto, en otras provincias como Santiago de Cuba, los microsistemas locales también han presentado interrupciones, dejando a la población sin electricidad por tiempo indefinido. La situación ha generado un creciente malestar entre los ciudadanos, quienes enfrentan cortes diarios que, en algunas regiones, superan las 20 horas. En La Habana, los apagones programados suelen extenderse más allá de las seis horas previstas, afectando servicios básicos como el suministro de agua, el transporte y la conservación de alimentos. Este nuevo colapso agrava una crisis económica que, según datos oficiales, contrajo el PIB cubano un 1,9% en 2023, sin signos de recuperación en 2024. A pesar de las promesas gubernamentales de instalar parques fotovoltaicos y mejorar la capacidad del SEN, la falta de recursos y la obsolescencia de las termoeléctricas terrestres siguen siendo obstáculos insalvables. Expertos estiman que modernizar el sistema requeriría entre 8,000 y 10,000 millones de dólares, una inversión inalcanzable para el país en su situación actual. Mientras tanto, la población espera soluciones, atrapada entre la oscuridad y la incertidumbre.